De café y vainilla

Y ahora que me miras a lo lejos, ahora que parezco tan ajena, ahora que me ves a la distancia, ¿qué piensas de todo lo que fuimos? ¿Qué recuerdas de las noches que fueron tan mías? De los días llenos de mi risa, del escándalo que soy, de cuánto me apagaste.

¿Qué sientes de verme florecer de nuevo? De verme amar otra vez, de saberme tan intensa y tan yo para dar. Ahora, que ya sabes lo que soy, lo que doy y cómo amo… ahora que conoces mi primer sonrisa de la mañana, dime, ¿aún puedes sentir mis besos en tus ojos?

Al final, yo volveré a escribir mi historia, a compartir lo que soy y lo que doy.

De ti, ya no soy más que recuerdo, soy el olor a dulce, a café y a vainilla que se te quedó impregnado, en la piel, en la almohada y en el alma. Soy fotografía mental de las mañanas juntos.

Soy el eco de mi risa, de mis canciones, las que a veces suenan sólo para ti dentro de tu memoria. Las que cantaba casi a gritos.

Soy parte de tu sueño nublado que apenas logras recordar por la mañana y que como ya es costumbre, se borra por completo durante el día, para volverme a soñar, a recordar y poco a poco, a olvidar.

Un día seré imaginación. Un día no me verás mas bailando en tu cabeza, no me soñarás. Un día sólo te quedará imaginarme, a lo lejos, a la distancia, donde ya no podrás verme, donde ya no escuches mi voz, donde no recuerdes mi cara… ni lleves impregnado contigo mi olor a dulce, de café y vainilla.

- A