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#Storytime: La loca de los perros, otra vez.

  • Foto del escritor: Love, Ani.
    Love, Ani.
  • 26 sept 2019
  • 7 Min. de lectura

Actualizado: 27 sept 2019

¿Los perros tienen alma?


Yo creo que si.


A lo largo de mi vida, (31 años para ser exacta), siempre he estado rodeada de perros. Literal, desde que nací ya tenía un perrito esperando mi llegada y he tenido la FORTUNA de siempre contar con mis amigos peludos en la vida.


Mi primer perro, se llamaba Canelo, una cruza de cocker con pekinés (si ya sé, su mamá fue toda una loquilla), que era súper amargado jaja, yo era una niña muuuuy encimosa con el y me encantaba vestirlo de bebé, ponerle su correa y pasearlo por mi casa... el pobre no sé cómo me soportaba, tal vez porque le daba chocoretas a cambio. En ese entonces nadie nos decía que el chocolate les hacía daño... Cuando cumplí 2 años, mi papá me regaló a Benji, un cachorro cocker que fue mucho más que mi mejor amigo en esa época. Por desgracia, Benji estuvo muy poco tiempo a mi lado, se enfermó de una de esas enfermedades de chachorros y se fue al cielo de los perritos cuando era aún muy joven.


Pasaron meses y mi papá nos llevó a Daisy, una cocker color miel gordita y muy hermosa con quien años después Canelo formaría una familia de 9 bebés perrunos. Los 9 cachorritos los dimos a familiares y amigos que sabíamos que los amarían y cuidarían siempre. Daisy y Canelo, eran la pareja perruna ideal, Canelo iba y verificaba que a Daisy y a sus bebés no les faltara nada y regañaba a los más traviesos cuando era necesario. Vivieron muchos años. El primero en irse fue Canelo. Me sentí triste, pero aún era muy chica y en esos tiempos, la conciencia acerca de las mascotas, era diferente.


Pasó un buen tiempo, hasta que un día, mi papá fue a recogerme a la escuela, y cuál sería mi sorpresa, cuando al subirme al coche, lo primero que vi, fue una hermosa bola de pelos, una pastor alemán de 2 meses, con un moño rojo gigante como collar. Nala, mi nariz de bolita. Ella fue a decir verdad la primera mascota que me hizo consciente de lo que un perro significa en la FAMILIA. Incluso Daisy, la recibió como una hija, como si fuera su cachorra, que de repente crecía como Godzilla. Y Daisy la amó y la cuidó hasta sus últimos días.



Mientras Nala pasaba a ser la hija favorita de mi papá y a punto de tomar la corona como reina de la casa, yo empecé a sentir inquietud por tener mi propia mascota. Una perrita pequeña, que pudiera estar siempre conmigo. Mi papá lo único que decía al respecto era "Ya veremos", pero como buena hija sé que eso significa un sí a mediano plazo. Así que después de insistir un poco, un domingo entró a mi recámara con el periódico en la mano y me dijo: "si quieres el perro, vamos por el ahorita". No bueno, yo me levanté y salí volada con el a la casa dónde vió que los tenían.


"Hermosos cachorros tacita de té" -decía el anuncio en el diario.


Mi papá y yo nos dirigimos hacia la dirección que venía escrita. Antes de bajarnos del carro, lo primero que me dijo él fue:


"No quiero que me comprometas a comprarla, vamos a verla pero no quiero que hagas ninguna reacción como de que ya la quieres, porque no quiero que me obliguen a comprarla, ok?"



Yo le dije que sí y enseguida nos bajamos a tocar el timbre. Salió una señora que nos dijo que aún le quedaba una hembrita... Fue por ella y en cuanto la vi, lo supe... pero no dije nada para no hacer que mi papá se arrepintiera, lo único que expresé fue un: "ah, pues si está bonita", en el tono más indiferente que podía hacerlo. Cuando entonces fui interrumpida brutalmente, por la voz de mi papá, que mientras la levantaba cual Rafiki a Simba me decía emocionado:


" Ay mírala hijaaaaaa ¿no te parece que es preciosa?¿Nos la llevamos? ¿Cómo la ves?"


¡Mi papá no me dejó emocionarme para comprar a mi perrita pero el siiiii se mega conmovió al verla!!! Todavía me dijo: ¡Mira tiene la nariz rosada!



Y bueno... hablar de Donatella, aún me rompe a llorar, en este momento en voz baja mientras escribo. Después de casi 13 años y a casi 2 de su partida, yo... solamente es que, necesitaría una entrada completa para hablar de mi princesa.




Dona me cambió la vida, se convirtió en mi bebé, mi niña consentida, mi mejor amiga y quien mejor me conocía. Fue mi amiga durante mis años de juventud y supo todo de mi. Mis momentos felices, mis momentos tristes. Veíamos la novela juntas, dormíamos juntas. Me consoló noches enteras y se acostaba a mi lado cuando estuve enferma. Dona fue sin duda mi ángel de 4 patas que despertó en mi ese amor tan profundo por los perritos.


Llegó y ni siquiera dejó que Nala tomara la corona, se autoproclamó reina. A veces pensaba que era gato.


Cuando Donatella tenía como unos 2 años y medio, Tita llegó a cambiarnos la vida, UNA VEZ MÁS. Una chiquita, cruza de chihuahua con French (también su mamá era una loquilla), llegó a mi vida de una manera muy inesperada. La adopté cuando estaba ya en la facultad, cuando me la dieron a cuidar por 3 DIAS... los mejores 3 DIAS DE MI VIDA, que duraron 11 AÑOS.



Tita era un personaje de caricatura, siempre nerviosa, siempre temblaba pero siempre feliz. Amaba con locura a mi papá, hasta bromeábamos con que estaba enamorada de él, y como tenía voz (igual que Nala y Donatella) siempre le declaraba su amor y le dedicaba canciones. Tita, parecía entenderlo todo.




Poco tiempo después, Nala se fue... como se van los perros, dejando un hueco en la familia, por que ya éramos una manada entonces... y meses después, una vez más, mi papá me sorprendió en la cama una mañana con una bola peluda que olía a zoológico jajaja la pequeña Maya. Mi hermosa bebé, tenía cola de rata, los pelos parados y era un gran desastre. Maya todo mordía, todo comía pero siempre ha sido todo un encanto.




Maya es, mi amiga fiel, siempre me recibe con besos, moviendo su cola que ya no es de rata. Es buena y cariñosa aunque tiene a su hermano favorito, Y no soy yo. BTW, Maya tiene voz, habla como norteña y siempre pide tortillas.




Dona y Tita se convirtieron en uña y mugre, donde, con la voz que le di a Dona, es oooooobvio que la mugre era Tita, jaja, pues Donatella a pesar de quererla, siempre reclamó su primer lugar en todo. Incluso cuando se fueron. Dona se llevó mucho de mí con ella, mis mejores años, grandes momentos. Toda una vida juntas... y si, así como lo cuentan, a los pocos meses, vino por lo que le faltaba. No podía estar en el cielo sin su rémora ¿cierto?, Tita se fue a menos de un año de partir Dona, ya necesitaba alcanzarla.




Ya se imaginarán mi sentimiento. Me ha durado, aún me duelen... Aún mientras escribo, siento correr las lágrimas, las cuáles, Jobs olfatea con sus típicos Close Up.




Antes de Jobs, llegó Jagger, Jair y yo fuimos sólo a verlo y pues, nos enamoró. Un Golden Retriever regordete, con cara de canijo, que nos llenó de amor durante los 7 meses que estuvo a nuestro lado. Jagger amaba a sus hermanas, pero ya era un ángel desde que había llegado a nuestra vida. Pronto regresó a formar parte del cielo. No sin antes, hacernos pasar la mayor aventura de nuestra vida a Jair y a mi, se comió mis lentes y yo andaba como topo por la vida. Hizo y deshizo toooooodo lo que se le dió la gana y nosotros, creyendo que quizá le hacía falta un hermanito... fuimos por el pequeño Jobs. Ya hice una entrada de cómo lo conocimos y aquí les dejo el link por si quieren verla.




Jagger se fue muy pronto, pero nos dejó muchas cosas hermosas en nuestros corazones.




Jobs, se convirtió en el rey y señor de la casa. Va a todas partes con nosotros, incluso al trabajo. Diario tiene un paseo y tiene más amigos que los que yo pueda contar propios. Es escandaloso e inquieto, pero es el mejor perrito del mundo. Conoce nuestras rutinas, se adapta a todo, le encanta estar con nosotros y sabe que somos siempre los 3 mosqueteros.



Jobs ha sido, por mucho un gran compañero, no importa a dónde vaya el siempre está listo para ir conmigo. Le encantan los paseos en familia, caminar en los parques, conocer más amigos perrunos. Odia que lo abracemos y queramos tenerlo con nosotros en la cama, el se sabe perro y eso es lo que más le encanta ser en la vida. Juega todo el tiempo, tiene todos los muñecos que me gano en las maquinas de peluches y a diario nos saca mil sonrisas.


Por último y no menos importante, pero literal es mi última adquisición, hace un año justamente estaba llegando a mi vida mi Pancho Chisguetes, un perrito que encontró mi novio en la calle y quien robó en poco tiempo el corazón de mi familia. Mi papá se dedicó a enseñarle a ser obediente y bueno... Pancho lo intenta. Es el más cariñoso y agradecido. Diario come y terminando va darle las gracias a mi mamá con muchos besos y apapachos. Pancho es todo un galán... baila conmigo, y le encanta la hora del apapacho.




¡Y me estaba olvidando! Drako, que aunque no es mío, es mi sobrino perruno, hermano mayor de Paola y Natalia... El Doberman más bueno que he conocido y el más dulce. Cuida y ama a sus pequeñas hermanas, las deja hacerle de todo. Es un bobo muy hermoso, cariñoso y guardián.




A veces, todavía sueño con Donatella, a veces es tan real, que he despertado sintiendo en mis manos la sensación de lo suave de sus pelitos blancos, que parecían casi algodón. La he soñado tan perfecto, que recuerdo el olor a cheetos de sus huellitas y en donde tenía la peca rosa de su nariz. En sueños la he mirado a los ojos y he sentido la paz de saber que todo está bien, que ella está bien y que yo lo estoy aquí. Mientras ella y toooodos los demás me esperan... Mientras disfruto de tan sólo recordar a los que ya no están y de vivir la vida con los que hoy, me regalan tanto amor...



Y entonces... vuelvo a preguntarles... ¿Ustedes creen que los perros tienen alma?





 
 
 

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