Detrás de mi caos.

Disfrazo mi facha detrás de una capa de rímel y un poco de tinta en los labios. Disfrazo mi caos, detrás de una larga melena oscura y casi siempre perfectamente lisa.

He aprendido tanto a esconderme detrás de mí misma, que puedo disfrazar mis ganas de llorar durmiendo, y las ganas de dormir con risas.

Hoy estoy cansada. Hoy no doy un poco más.

Hoy me levanté de la cama a las 9:30 de la mañana, luego de más de 2 horas de intentar dormir con un temblor como de gelatina dentro del pecho, que obviamente me impidió pegar los ojos. Hoy me cuestioné tantas cosas a mí misma, mi esencia, mi ser. Hoy no hubo caminata, hoy no vi ni el sol. Tuve ganas de llorar casi todo el día. Hoy pasé una hora de mi tarde en terapia, exquisita y reparadora terapia. Y ahora mismo, estoy con una copa de clericot a un lado escribiendo esto en uno de mis rincones favoritos de la ciudad.

Aún no sé cómo será mi noche, aún no sé si me iré a la cama en paz. Aún no sé si dormiré y si cuando despierte, será una mejor mañana. Aún no sé ni entiendo muchas cosas de mí. Y tampoco sé si estoy lista para entenderlas, ni siquiera sé si quiero entenderlas.

Hoy, otra vez mi día fue mucho mejor de lo que esperaba en la mañana. Hoy la vida, no me voló la cabeza por completo. Hoy no volví a sentirme frágil, ni sola.

Hoy me siento aquí. Cerca de quienes amo. Entera y dispuesta a enfrentarme a mí. A esta persona que no siempre me es tan fácil de reconocer, pero que poco a poco iré conociendo, sanando y entendiendo.

Hoy soy bendecida por estar. Mañana trataré de recordarme esto al despertar.