Hay amores que si son para siempre.

Hoy te escuché a lo lejos. Quise salir a buscarte pero no alcancé a llegar para verte. No sabes la emoción que sentí, las ganas de llorar, la sarcástica combinación entre tristeza y felicidad. De esas veces que no sabes si lloras por dolor o por amor.

He pasado por un millón de sentimientos las últimas semanas, he sentido dolor, coraje, odio, resignación y por fin llegué a la fase de agradecimiento. Agradezco el haber tenido la oportunidad de ser tu y yo unos cuantos meses, por haber estado en tu vida, por haber podido compartir lo mejor de mí y de todo el amor que tengo para darte. Espero que esos ojitos, que me daban diario los buenos días, no se olviden de mi si alguna vez nos encontramos, que tu corazón y el mío siempre vivan conectados. Yo te pienso cada día y sé que tu no me vas a olvidar y que sabes que te amé cada día que estuve contigo y que te amaré siempre.

Yo nunca me fui y nunca me iré de ti. Siempre te esperaré y si la vida así lo quiere, te volveré a abrazar, volveremos a caminar juntos, a disfrutar la vista del lago. Tu y yo. Como fuimos.

Escucharte hoy, me dio la ilusión de ti, que nunca se va, que siempre estará. Porque te amo desde el primer segundo en que te vi y te amaré hasta cuando ya no estés aquí. Porque igual que hoy, vives y vivirás por siempre en mi corazón, en los recuerdos de nuestros mejores días juntos.

Con amor...

Mamá.