#StoryTime: Cómo conocimos a Jobs.
- Love, Ani.
- 28 dic 2018
- 2 Min. de lectura
Actualizado: 8 abr 2019
A veces cuando menos planeas algo es cuando mejor salen las cosas. Siempre recuerden eso.
Cuando estamos por iniciar o terminar un año, siempre nos da por hacer planes. Empezamos con los clásicos propósitos de Año Nuevo, las metas, retos y juramos que "ese año será nuestro año" (ooootra vez). La realidad para mí, es que cada año es nuestro, pues lo llenamos de momentos que nosotros mismos decidimos vivir y no está más que en nuestras manos deshacernos de cosas que no queremos en nuestras vidas. Pero esta entrada es más bien para contarles, cómo llegó Jobs a nuestras vidas. Jobs fue un perrito no planeado.
El 2015 estaba por terminarse, y Jair y yo con nuestro otro perrhijo Jagger (que ahora es un angelito perruno), vivíamos todo tipo de travesuras y atrocidades. Por lo que en nuestro café matutino en el Sanborns, platicábamos la posibilidad de adquirir a un hermanito perruno a mediados de ese año que apenas comenzaría, para que Jagger tuviera con quién distraerse y dejara de comportarse como un maleante. Platicamos, como todo el plan de ese año y entre nuestras prioridades, definitivamente no habría perrito hasta mediados de año.
Pedimos la cuenta, y salimos a dar una vuelta por la plaza. Caminamos por unos 20 minutos cuando fuimos a parar afuera de +Kota. Antes de que me digan cualquier cosa, dos de mis perrhijos han sido adoptados, y ya les contaré en más entradas, cómo he fracasado dando en adopción perritos quedándomelos siempre jaja. El caso es que una mirada penetrante nos atrajo hacia la tienda y pues nada... un pequeño "shnoodle" de dos meses y medio, color sal y pimienta nos asechaba desde una trinchera con correa azul y su corte perfecto, con ese par de ojos de capulín que miran siempre intensamente. Nos acercamos y yo lo cargué, le empecé a hablar y bueno, nos tenía en fascinación a los dos y el nombre Jair lo sabía desde siempre.
Literalmente casi casi nos hacía ojitos. Y cuando me di cuenta, Jair ya estaba pagándolo en la caja.
¿Perrito a meses sin intereses y con esos ojos? ¡Ya está! Cuando salimos de la tienda veníamos con esa sonrisota dibujada pero sin decir una sola palabra. Nos tragamos nuestros planes, la "madurez" de hacer las cosas "pensándolo bien", el propósito de cumplir nuestros propósitos. Jobs fue todo menos un plan, pero ha sido el mejor plan de mi vida.
留言