top of page

Y así es como supe que no era ahí.

  • Foto del escritor: Love, Ani.
    Love, Ani.
  • 7 dic 2021
  • 3 Min. de lectura

Se soltó un diluvio como si las nubes ya no pudieran más, cargaditas de agua. Yo manejaba por la ciudad sin prisa, porque cuando llueve, siempre tomo mi tiempo para salir de casa, y porque tengo la teoría de que la gente se atonta al volante con la lluvia.


Iba hacia mi trabajo, soy maestra de ballet a domicilio porque pandemia y también por amor al arte. Porque vivir de eso sí que cuesta en estos tiempos. A medio camino, se me cambió el plan de esa tarde, y acabé sentada con el corazón latiéndome a mil por hora en una sala de té. Ya sé, que se escucha mamón, pero es que no es ni un café, ni un restaurante y ya hubiera querido que fuese un bar. Un vodka tonic con un toque de limón me hubiera caído mejor que la infusión de té que sabe a café pero que ni es café ni es té.


Yo pensé que ya bastante había sido con tener que ponerme las botas de lluvia y el impermeable arruinando mi outfit tan bonito, pero no. El destino me puso literalmente junto al carro de la única persona que en estos momentos me hace ir y venir de mi misma. Y el único cóctel que probé esta tarde, fue el que esté cabrón hace con mis sentimientos y las trescientas vueltas que le puede dar a mi corazón con tan sólo saber que estamos en el mismo sitio.


La última vez que lo vi, supe que no era ahí, pero ahhh cómo me encanta el hijo de puta. Aunque yo creo que más bien me molesta. Pero sí que tiene lo suyo. Tanto, que me tiene a mí como estúpida sentada en un café (o bueno sala de té), sin poder probar bocado de mi postre y tomándome mi té-café como si fuera agua simple. Ahí yo, postrada con mi libro, que normalmente me retiene casi toda la atención y esta vez sin poder pasar del mismo párrafo seis veces.


Tuve que saber que se había ido para que se me apaciguara todo mi ser, y es que les cuento que me descompone toda, me descompone el cuerpo, me descompone la mente. Qué bueno que se fue.


No quería ya verle a la cara porque no quería que viera mis ojos. No quería acercarme porque olería mi cabello y me diría lo bien que huele, lo suavecito que es. No quería tener que saludarle porque a la de nada me robaría medio beso y yo perdería lo ganado en un dos por tres. No quería saberlo a cinco metros de distancia, ni a 10, porque el corazón se me saldría en una de esas.


Me quedé ahí pasmada con mi libro, leyendo el mismo párrafo, picando un postre congelado y ácido (aunque no tanto como mi corazón en esos momentos) y bebiendo un café que no era ni eso. ¡Yo sólo quería un café!


Gaby me llamó para que me calmara estoy segura, y Carmen llegó a salvarme cuando me dijo que justo lo acababa de ver irse en su coche que es del mismo color que mi impermeable. Ahí sentí paz. Ahí se me pasó. Me dejó de temblar la voz, las manos, el cuerpo. Me calmé sólo de saberle lejos. Y es que, es una mentira que estos son signos de amor. Algo debe estar mal cuando por ver a una persona te retuerces dentro de ti ¿no?.


Me di a la fuga más tarde, y me senté frente a mi MacBook. No podía pensar, sólo podía escribir. No podía explicar lo que sentía de otra manera. Y tampoco podía entender. Sentí paz, cuando llegué al párrafo anterior, donde les cuento que se fue. "Sentí paz por que se fue" pensé eso y me lo repetí a mi misma como doscientas veces mientras asentía con la cabeza.







 
 
 

Entradas recientes

Ver todo

2 Komentar


may2021alva
09 Apr 2023

Lo leí llorando, esta semana me ocurrió algo muy parecido, ayer quise escribirlo y sacarlo de mi mente y no pude. De alguna manera me sentí comprendida al leerlo. Gracias !

Suka
Love, Ani.
Love, Ani.
10 Apr 2023
Membalas kepada

Hola! Qué bueno que te haya ayudado, de eso se trata. De compartir, de saber que no eres la única y que tampoco estás sola. Te abrazo. -Ani

Suka
Publicar: Blog2_Post

Formulario de suscripción

¡Gracias por tu mensaje!

©2019 by Ani Warhol. Proudly created with Wix.com

bottom of page