Y cuando uno se enamora...

Me atrapé en su sonrisa, en una mirada fija y transparente que me envolvió en un segundo. Me enamoré como nunca y por años, no pude ver más allá de ello, de su sonrisa y sus ojos. Sus ojos como el café de cada mañana.

Mis días los volví suyos, y así mis meses y mis años, pero por decisión propia, porque yo quería. Porque por lo visto uno hace cada cosa cuando se enamora. Y yo soy de las que se enamora de verdad. Vaya drama.

Qué más quisiera yo que ser de las personas que no se enamoran así, de golpe, con el primer beso, con la mirada. Y ya no sé si culpar a los astros por ser Cáncer, pero sí. Soy de las que siente siempre antes de pensar.

No me justifica, pero la verdad es que todo era "perfecto", excepto por nuestras parejas (la de cada uno) y porque básicamente era lo que se conoce como un amor imposible, tan imposible, que cuando ya se puede, uno lo endiosa y lo idealiza y lo construye en su mente como la más grande historia de amor.

No vengo acá a quejarme, ni a contarles nada indebido o que pueda incomodar. Tampoco vengo a hablar mal de nadie, y menos de un amor que para mí lo fue todo por años.

Más bien les comparto de mi vida, mi sentir y mi experiencia. Porque uno no puede andar a los treinta, escribiendo nomás sobre mascarillas y series románticas de Netflix.

Y es que cuando uno se enamora, se pierde por completo. Bueno, esa era mi manera de enamorarme antes, y hace poco descubrí por qué.

Me faltaba enamorarme más, pero de mí. Me faltó hacerme cargo de mi misma, de mi amor propio, de mi autoestima. Me faltó darme tiempo, darme espacio, no soltarme. Me faltó compartir tardes a solas, disfrutar días de lluvia conmigo misma bajo las cobijas. Me faltó abrazarme más a mi, y saben cuál es la cosa ahora?, es que cuando uno se enamora hace cada cosa, y hoy estoy dispuesta a apostarlo todo por mí. Hoy valoro mi paz más que nada en el mundo, valoro mi tiempo, mi espacio y mis decisiones. Si enamorada de alguien más hago lo que sea, ahora imagínense lo que no haría por mí. Y aunque no es un camino fácil, ni es que despierte convencida de ello todos los días, es un proceso que poco a poco voy viviendo y aunque no todos los días me despierto con esas ganas de enamorarme de mi misma, al final, cada día me pasa algo que hace que lo quiera intentar de nuevo. Y aquí estoy, cada día menos perfecta, pero más amada por la persona más importante: YO MISMA.